En 2.013 un grupo de jóvenes que llevábamos más de 20 años viviendo el carisma marista, muchos de nosotros desde que estábamos en las aulas de coles maristas, pedimos al hermano Provincial formar una fraternidad, la fraternidad de Bethlehem. Ese paso fue un momento de reconocernos públicamente como familia marista, como un grupo de cristianos que queríamos vivir nuestra vocación unidos al carisma marista y por supuesto en comunidad.
Además, tomamos un nombre que va íntimamente ligado a la familia, a lo que queríamos ser, una familia de acogida, una fraternidad que está formada por personas que se dedican a distintos ámbitos, que tienen distintas situaciones personales, que han vivido distintos caminos hasta llegar aquí, pero en la que a todos nos une el carisma de San Marcelino Champagnat: tenemos ingenieros, arquitectos, profesores, informáticos, doctores, psicólogos, economistas…
En el trascurso de estos años, hemos ido creciendo en número y en la actualidad sumamos casi 20 miembros entre adultos y niños, y es que cada nueva incorporación, cada momento significativo, cada paso en este caminar compartido, son una fiesta vivida por toda la fraternidad porque somos eso, una gran familia que vive y comparte su vida, su fe y su oración teniendo en cuenta que somos UN SOLO CORAZÓN, UN MISMO ESPÍRITU.