6 de junio: San Marcelino Champagnat
Durante el tiempo que vivió Marcelino (1789-1840), Europa fue el escenario de una gran agitación cultural, política y económica, de crisis en la sociedad y en la Iglesia. Las ideas sobre el progreso social, libertad, igualdad y fraternidad que provenían de la Revolución Francesa causaron un impacto incluso en los lugares más apartados. Ese fue el marco en el que Marcelino creció y se educó, el contexto que le movió a dar su respuesta fundando el Instituto de los Hermanitos de María.
- Marcelino se transformó en un líder auténtico, cultivando un modo particular de liderazgo con decisión y compromiso. Fue un líder servidor: «se arremangó la sotana y, con determinación, cortó la roca y edificó la casa del Hermitage». Su estilo, caracterizado por su cercanía, presencia y cuidado de «padre» y hermano, inspira a los demás en el servicio y liderazgo de la misión marista.
- En gran medida, la clave de su liderazgo fue empoderar a sus hermanos. Estableció un sistema para formar a los líderes, especialmente a los directores de las escuelas, en áreas como la administración, la contabilidad, el ejercicio de la corresponsabilidad, la relación con los otros hermanos y el trabajo en equipo.
- También demostró ser un comprometido educador de la juventud, como se aprecia en el acierto que tuvo al transformar a los jóvenes que aspiraban a ser hermanos, en buenos educadores cristianos. Marcelino vivía con ellos, les daba ejemplo y les ayudaba a desarrollarse humana y espiritualmente, convirtiéndose en un referente para sus vidas. El secreto de su éxito como educador estaba en la sencillez y modestia que mostraba en su relación con aquellos jóvenes y en la confianza que tenía depositada en ellos.
- Con ellos elaboró y perfeccionó un sistema de valores educativos tomando como inspiración a María, educadora de Jesús en Nazaret. Marcelino se esforzaba en crear un clima de buen trato con los niños y jóvenes. También demostró espíritu innovador al incorporar a la enseñanza los métodos pedagógicos más efectivos de su tiempo.
- Marcelino manifestaba un interés personal por cada uno de sus hermanos, les guiaba espiritualmente, los acompañaba, los animaba a prepararse adecuadamente, y les confiaba responsabilidades. Visitaba sus escuelas y atendía a cada hermano en su misión de maestro y catequista.
Oración (todos juntos)
María, nuestra Buena Madre,
escucha la oración que te dirigimos
con las mismas palabras
con que lo hacía Marcelino: «Esta obra es tuya…»
Tú lo has hecho todo entre nosotros.
Contamos contigo y con tu ayuda poderosa para continuar,
en nuestra realidad de hoy,
su sueño de educar a nuestro alumnado
desde el amor y la presencia cercana.
Ayúdanos también a saber acompañar
a las personas que caminan a nuestro lado.
Que el cuidado y la sensibilidad
nos hagan seguir sintiéndonos «familia de María».
Amén.