El ayuno que Dios quiere
MOTIVACIÓN
Conviértete de corazón y no te preocupes tanto por la fachada; Jesús te conoce de sobra, mejor que tú.
Ubícate bien en la vida, acude al desierto y no te des a la fuga; que el evangelio sea tu GPS y guía.
Ayuna como a Dios le gusta: levántate todos los días con hambre de justicia y acuéstate con hambre de Dios y de vida.
Reza cerrando las puertas a la desidia, a los ruidos, cumplimientos y prisas, y ábrelas a Dios para que se instale como quiera.
Escucha la melodía del Padre que nos enamora a través de las ondas de la creación entera; pon tu corazón en sintonía todos los días.
Sana tu cuerpo y espíritu, en este tiempo, con la brisa, el agua, la cruz y el servicio; déjate curar por quien ama a los heridos.
Mira a tu alrededor y no andes perdido; discierne los signos de los tiempos y acércate a los que están solos y perdidos.
Ama sin murallas y sin remilgos: así entenderás al Dios de la vida y llegarás listo a la pascua florida.
ENTRA EN TU INTERIOR
Haz silencio en tu interior. Cierra los ojos y respira despacio. Relájate y te hace esta pregunta:
Imagínate que tienes a Jesús a tu lado y te hace esta pregunta a ti: ¿Por qué ayunas? Contés- tale sin miedo. Y luego piensa cómo puedes hacer hoy o mañana algo concreto por acercarte o echar una mano a aquellas personas que necesitan de tu ayuda. ¡No te quedes en palabras o en buenas intenciones!
ORACIÓN FINAL
Señor, ayúdame a valorar lo que tengo, lo que tenemos. Hazme una persona agradecida, y al mismo tiempo generosa, una persona que comparta con alegría. Una persona que dé gratis lo que recibió gratis, que ame sin límites, que espere sin límites. Amén.