Estos días pasados os hemos contado muchas cosas del cole. Os hemos contado que en San José del Parque, un grupo de alumnos de 3º de ESO han sido los autores de un trabajo entregado a la Fundación SENER y quedó premiado como mejor proyecto de innovación científica; podríamos contar que en Atletismo, los integrantes del equipo han participado en las pruebas regionales de la Comunidad de Madrid y se han traído a casa más de cinco medallas; podríamos contar que el cole ha aparecido entre los 100 de mejores de España en el ranking de EL MUNDO; podríamos contar en estamos entusiasmados preparando la Primera Comunión de más de 100 alumnos y alumnas; podríamos contar que hemos acogido con orgullo el 30º cumpleaños de nuestros amigos de SED; podríamos contar que como hemos aplazado las fiestas, los de Bachillerato están como locos organizando mil y una actividades.
Y podríamos contar muchas cosas más…
Pero lo que queremos contar de verdad es lo que nos define en esencia como colegio marista: desde hace unos días vienen al cole un grupo de niños ucranianos acogidos por familias de nuestro entorno que de esta manera alivian una pequeña parte del dolor causado por la guerra. Somos un colegio que pone por encima de todo el lado humano y cristiano de las personas. Intentamos que Aryna, Danyil, Yaromyr y Eugeni se encuentren contentos, sin que la comunicación sea un problema, ya que los alumnos ucranianos llevan casi siempre con ellos una tablet o un móvil con el traductor para poder comunicarse con los demás niños. La integración se da de forma espontánea: nuestros alumnos se identifican con estos chavales y les han cogido un cariño tremendo, encuentran muchas maneras de comunicarse y socializar. En el aula, los alumnos permanecen atentos, con la mascarilla puesta y en silencio, bajo la mirada de sus profesores. Estamos cumpliendo la palabra de Marcelino con los Montagne de hoy, y les decimos cuánto les quiere Dios y cuánto les queremos nosotros.